Carbón catalítico

El carbón activado «catalítico» o «modificado en superficie» elimina las cloraminas del agua

El carbón catalítico es una clase de carbón activado que sirve para eliminar las cloraminas y el sulfuro de hidrógeno del agua potable. Posee todas las características de adsorción de los carbones activados convencionales, así como la capacidad de promover reacciones químicas.

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Las ventajas del carbón catalítico son:

  • Mayor eficacia que los carbones convencionales; su actividad catalítica favorece diversas reacciones químicas
  • Una reacción química más rápida significa menos necesidad de carbón y equipos más pequeños
  • Con el carbón no impregnado desaparecen las preocupaciones por las reacciones exotérmicas, la temperatura de ignición y la eliminación de sustancias tóxicas
  • Su regeneración in situ reduce los gastos de explotación y  prolong a su vida útil
  • Puede reciclarse y reutilizarse mediante la reactivación térmica

¿Qué son las cloraminas?
Las cloraminas se añaden al agua como alternativa al cloro. Inhiben la formación de trihalometanos (thms) cancerígenos causados por la interacción del cloro con materiales vegetales orgánicos.


El carbón catalítico no está impregnado de productos químicos cáusticos
Dado que los carbones catalíticos no están impregnados, no tendrá que preocuparse por la disminución de su capacidad para olores orgánicos ni por el mayor potencial de incendio del lecho que presentan los carbones impregnados. El carbón catalítico se crea alterando la estructura superficial del carbón activado. Se modifica mediante un tratamiento con gas a altas temperaturas para cambiar la estructura electrónica y crear el máximo nivel de actividad catalítica en el carbón con el fin de reducir la cloramina y el H2S en el agua. Esta funcionalidad catalítica añadida es mucho mayor que la que se encuentra en los carbones activados tradicionales. El carbón catalítico es una solución económica para tratar niveles de H2S de hasta 20 a 30 ppm. El carbón catalítico convierte el H2S adsorbido en ácido sulfúrico y ácido sulfuroso, que son solubles en agua, por lo que los sistemas de carbón se pueden regenerar mediante un lavado con agua para restaurar la capacidad de adsorción del H2S y reducir la frecuencia de los recambios físicos.

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